Era la primera vez que se veían, fue como un choque de sus cuerpos que los mantendría quietos y eternos, tampoco tenía fin la coincidencia de haberse recordado minutos antes.
Nadie se recuerda sin conocerse, pero ellos querían verse.
No tenía que ser el mejor de los lugares y no lo era. Daba lo mismo el olor a goma quemada y las luces fuertes de discoteca, no amaban las discotecas., lo aullidos de los perros los sometían a un ritual que advierte un peligro, un rito.
Ella puso un pie en la calle, no sabía que no alcanzaría a cruzarla y sin embargo llegaría al fin de todos los lugares. El no alcanzó a frenar el auto, no había revisado los frenos, no tenía seguro para este tipo de contra tiempo.
Era el destino, las cuentas y los semáforos. El haber aprendido a caminar de pie, haber perdido cabello, convivir en la primera ciudad, conocer el fuego, construir carreteras y leyes para ellas, máquinas para moverse con cosas incluidas para detenerse. Zapatos para caminar y la posible eliminación del pulgar. Todo tenía sentido ya, los planetas habrían hecho reuniones antes y decidido que era momento de soltar el hilo y de juntarse, los caminos se hicieron para todas sus partes.
Hubo caso omiso a los gritos, ellos ya estaban escritos, caminaron sin detenerse. Era curioso, nadie comprobaría que el amor existe, nadie podía verles.
Nadie se recuerda sin conocerse, pero ellos querían verse.
No tenía que ser el mejor de los lugares y no lo era. Daba lo mismo el olor a goma quemada y las luces fuertes de discoteca, no amaban las discotecas., lo aullidos de los perros los sometían a un ritual que advierte un peligro, un rito.
Ella puso un pie en la calle, no sabía que no alcanzaría a cruzarla y sin embargo llegaría al fin de todos los lugares. El no alcanzó a frenar el auto, no había revisado los frenos, no tenía seguro para este tipo de contra tiempo.
Era el destino, las cuentas y los semáforos. El haber aprendido a caminar de pie, haber perdido cabello, convivir en la primera ciudad, conocer el fuego, construir carreteras y leyes para ellas, máquinas para moverse con cosas incluidas para detenerse. Zapatos para caminar y la posible eliminación del pulgar. Todo tenía sentido ya, los planetas habrían hecho reuniones antes y decidido que era momento de soltar el hilo y de juntarse, los caminos se hicieron para todas sus partes.
Hubo caso omiso a los gritos, ellos ya estaban escritos, caminaron sin detenerse. Era curioso, nadie comprobaría que el amor existe, nadie podía verles.
1 comentario:
Buen texto srita. Auguro mas asi. Ya dare la vuelta completa y se lo hare saber.
*Saludos*
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